El estudiante de Salamanca y otros poemas by José de Espronceda
autor:José de Espronceda [Espronceda, José de]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Poesía, Drama
editor: ePubLibre
publicado: 1840-01-01T05:00:00+00:00
Flébil,[77] blando,
Cual quejido
Dolorido
Que del alma
Se arrancó:1395
Cual profundo
¡Ay! que exhala
Moribundo
Corazón.
Música triste,1400
Lánguida y vaga,
Que a par lastima
Y el alma halaga;
Dulce armonía
Que inspira al pecho1405
Melancolía,
Como el murmullo
De algún recuerdo
De antiguo amor.
A un tiempo arrullo[78]1410
Y amarga pena
Del corazón.
Mágico embeleso,
Cántico ideal,
Que en los aires vaga1415
Y en sonoras ráfagas
Aumentando va:
Sublime y oscuro,
Rumor prodigioso,
Sordo acento lúgubre.1420
Eco sepulcral,
Músicas lejanas,
De enlutado parche[79]
Redoble monótono,
Cercano huracán,1425
Que apenas la copa
Del árbol menea
Y bramando está:
Olas alteradas
De la mar bravía,1430
En noche sombría
Los vientos en paz,
Y cuyo rugido
Se mezcla al gemido
Del muro que trémulo1435
Las siente llegar:
Pavoroso estrépito,
Infalible présago[80]
De la tempestad.
Y en rápido crescendo,[81]1440
Los lúgubres sonidos
Más cerca vanse oyendo
Y en ronco rebramar;[82]
Cual trueno en las montañas,
Que retumbando va.1445
Cual rugen las entrañas
De horrísono[83] volcán.
Y algazara[84] y gritería.
Crujir de afilados huesos,
Rechinamiento de dientes1450
Y retemblar los cimientos,
Y en pavoroso estallido
Las losas del pavimento,
Separando sus junturas
Irse poco a poco abriendo.1455
Siente Montemar, y el ruido
Más cerca crece, y a un tiempo
Escucha chocarse cráneos,
Ya descarnados y secos,
Temblar en torno la tierra,1460
Bramar combatidos vientos,
Rugir las airadas olas,
Estallar el ronco trueno,
Exhalar tristes quejidos
Y prorrumpir en lamentos:1465
Todo en furiosa armonía,
Todo en frenético estruendo
Todo en confuso trastorno,
Todo mezclado y diverso.
Y luego el estrépito crece1470
Confuso y mezclado en un son,
Que ronco en la bóvedas hondas
Tronando furioso zumbó;
Y un eco que agudo parece
Del ángel del juicio la voz,1475
En tiple,[85] punzante alarido
Medroso y sonoro se alzó;
Sintió, removidas las tumbas,
Crujir a sus pies con fragor,[86]
Chocar en las piedras los cráneos1480
Con rabia y ahínco feroz,
Romper intentando la losa,
Y huir de su eterna mansión,
Los muertos, de súbito oyendo
El alto mandato de Dios.1485
Y de pronto en horrendo estampido
Desquiciarse la estancia sintió,
Y al tremendo tartáreo[87] ruido
Cien espectros alzarse miró:
De sus ojos los huecos fijaron1490
Y sus dedos enjutos en él;
Y después entre sí se miraron,
Y a mostrarle tornaron después;
Y enlazadas las manos siniestras,
Con dudoso, espantado ademán1495
Contemplando, y tendidas sus diestras
Con asombro al osado mortal.
Se acercaron despacio, y la seca
Calavera, mostrando temor,
Con inmóvil, irónica mueca1500
Inclinaron, formando en redor.
Y entonces la visión del blanco velo
Al fiero Montemar tendió una mano,
Y era su tacto de crispante hielo,
Y resistirlo audaz intentó en vano:1505
Galvánica,[88] cruel, nerviosa y fría,
Histérica y horrible sensación,
Toda la sangre coagulada envía
Agolpada y helada al corazón…
Y a su despecho y maldiciendo al cielo1510
De ella apartó su mano Montemar,
Y temerario alzándola a su velo,
Tirando de él la descubrió la faz.
¡Es su esposo!, los ecos retumbaron;
¡La esposa al fin que su consorte halló!1515
Los espectros con júbilo gritaron:
¡Es el esposo de su eterno amor!
Y ella entonces gritó: ¡Mi esposo! Y era
(¡Desengaño fatal! ¡Triste verdad!)
Una sórdida, horrible calavera,1520
¡La blanca dama del gallardo andar!…
Luego un caballero de espuela dorada,
Airoso, aunque el rostro con mortal color,
Traspasado el pecho de fiera estocada,
Aún brotando sangre de su corazón,1525
Se acerca y le dice, su diestra tendida,
Que impávido[89] estrecha también Montemar:
«—Al fin la palabra que disteis cumplida,
Doña Elvira, vedla, vuestra esposa es ya:
»Mi muerte os perdono. —Por cierto, don Diego1530
Repuso don Félix tranquilo a su vez,
Me alegro de veros con tanto sosiego,
Que a fe no esperaba volveros a ver.
»En cuanto a ese espectro que decís mi esposa,
Raro casamiento venisme a ofrecer:1535
Su faz no es por cierto ni amable ni hermosa;
Mas no se os figure que os quiera ofender.
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